lunes, 16 de mayo de 2011

Duelo de refranes

Quien de refranes no sabe ¿Qué es lo que sabe? El refranero popular es una gran fuente de sabiduría de la cual todos abrevamos una que otra vez, una y otra vez; como toda producción literaria, es compleja, inabarcable en sus cabos, y por sobre todas las cosas bellísimamente contradictoria, un reflejo, de otros muchos, de la poética condición trágica de ser concientes.

Es por ello que se pueden concebir los famosos y tan poco tenidos en cuenta duelos de refranes.

Pues si alguien insiste en hacernos saber que:

A quien madruga dios lo ayuda

Los caballeros de las palabras responderán rápidamente:

No por mucho madrugar amanece más temprano

Y si en algún tiempo remoto las habas eran una verdura muy común en España, las acompañamos con el refrán:

En todas las casas cuecen habas

En todas las familias pueden suceder los mismos conflictos, generalmente el refrán se usa para hacer referencia a cuestiones negativas, como si se dijera “en todos los lugares se tienen los mismos problemas” pero es allí donde toma la palabra el perspicaz guerrero refranesco y pronuncia.

En todas las casas cuecen habas ¡pero en la mía a calderadas!

Porque no es cuestión de andar banalizando los problemas de uno, y que señor depresivo no dijo alguna vez, todos tenemos problemas ¡pero los míos son realmente importantes!

Un último truque y retruque de refranes para mantener viva las ascuas del duelo refranero, cuantas veces ya nos han dicho a los inquietos y dudosos:

Quien mucho abarca poco aprieta

Pues bien, en estos últimos tiempos se puede escuchar la poética y soñadora respuesta:

Quien muchos mares navega sabe en que puertos desembarcar

A la ocasión la pintan calva, y así, me voy navegando por otros refranes. Mas vale un toma que dos te daré, en un futuro no muy cercano prometemos tratar al guerrero máxime del refrán, estoy hablando, si señores, dos negaciones afirman, pero tres confirman, del queridísimo e ingenioso Don Sancho Panza, escudero real de Don Quijote de la Mancha. Y no sigo hablando porque por la boca muere el pez y a palabras necias oídos sordos. Y Quien tenga tienda que la atienda. Mas vale una mano volando, que cien en un pájaro. Mas grande era Roma y calló. Mal me quieren las comadres, porque les digo verdades; mal me quieren las vecinas, porque les digo mentiras.



Pablo Cieslik

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